Divorciada, madre y para completar: ¡hija, hermana y cuñada!


Desconcertada, con el tiempo del mundo en sus manos... y nadie a quien contarle.




miércoles, 14 de septiembre de 2011

Beatriz en terapia

Primeras horas

Las primeras horas en la terapia no me las acuerdo, lo que sí recuerdo es la voz de mi cuñada que es mala actriz; malísima. Recuerdo que pensé: dale  Mabel andá para tu casa que te vas perder la novela
Yo creí que nos ibas a enterrar a todos, Beatriz, me estaba diciendo ella, mientras se apoyaba un pañuelito descartable en la nariz para que no se cayeran  los mocos encima mío.
Ni loca, con lo que cuesta y con lo amarretes que son los Cuenca. No conozco un Cuenca que deje pagado el cajón. Si hay que andar amontonándolos en el panteón del tatara-abuelo. Hacer esa cosa asquerosa que se llama reducción cada vez que uno se muere porque ya no entra un muerto más pero los Cuenca le siguen metiendo Cuencas adentro. Ahora que lo pienso ni se te ocurra meterme ahí Mabel, no pienso morir pero por las dudas porque uno propone y Dios dispone. Ni se te ocurra Mabel 
—Fuerza Beatriz, no nos dejés.
No llorés que me atraganto con el respirador.
—Señora, su hermana no está tan mal.
Lo que me faltaba, un enfermero solidario. Esa voz la reconozco es la misma que anoche le decía dale mostrame agachate así te veo culito a la de limpieza. No la consolés que Mabel no llora porque estoy acá llora porque va a tener que llevarse unos días a la abuela Cata que.
—No es mi hermana es mi cuñada pero como si lo fuera, doctor,  porque es tan tan
Tan boluda que hace diez años que con el cuento de que nadie hace el tuco como yo le cocino a tu marido todos los domingos, mientras vos te limás la uñas.
—Sufro mucho doctor es que Beatriz es el alma de esta familia
¿El alma? ¿Que es el alma? Y no es doctor es enfermero, ¿no le ves el bordadito? ¿De qué alma hablás Mabel, de la que se va al cielo? Esa no la tengo la perdí con el divorcio junto con los demás bienes gananciales, acordate que me fui sin una bombacha y esto no es una metáfora. Lo único que me pude llevar es la culpa, es que le dije al abogado que no importaba qué pero que algo me tocara que algo me “tenía” que tocar, y me tocó la culpa... y los chicos.

3 comentarios:

  1. Yo quiero saber cómo sigue la novela erótica!

    ResponderEliminar
  2. ME ENCANTA TU HUMOR Y TU IRONIA , TU MEZCLA DE VERDAD Y DE MENTIRA.-ME LLEGA Y LO SIENTO COMO SI YO LO HUBIERA ESCRITO.-QUIEN PUDIERA ESCRIBIR ASI.-ESPERO SIEMPRE MAS CAPITULOS......

    ResponderEliminar