viernes, 31 de diciembre de 2010
Hay que ver
31. Seis de la tarde más o menos
Mi hija la mayor vino pero no a saludar ni a quedarde poque había pasado el peligro, vino a pedir plata y se fue a comprar entradas para el boliche.
Menos mal que me quedé sola porque tengo la depresión del 31 a la tarde y mejor llorar sola que mal acompañada.
El auto enormísimo -de mi ex- arrancó, lo acabo de escuchar, es nuevo, nuevísimo y enorme, enormísimo ¿Será por eso de pito chico auto grande que me parece que decía Freud? Ahora que lo pienso me parece que la calle está llena de autos grandes, grandísimos, me voy a sentar con el mate a la vereda. Mientras escucho a mi vecina la viuda contarme otra vez lo bueno que era el finadito, hago una testeo sobre la cantidad de pitos chicos que tiene la Provincia Invencible.
jueves, 30 de diciembre de 2010
Beneficios secundarios
Madre no viene a casa para no cantagiarse.
Remedios de los Dolores se fua a vivir quince días a lo de madre para no contagiarse.
Mi cuñada, la que no es buena, pasa año nuevo con SU familia, no tengo que cocinarle esas cosas sofisticadas y diminutas que ella come (tampoco verle la cara de culo).
Mi cuñada, la buena, se hace cargo de la Cata por quince días, para que no se contagie porque lo único que le falta a la Cata en el cerebro poco irrigado ese que tiene es una ampollita de varicela.
A Carlos lo dejan para año nuevo en el geriátrico porque de todas formas ni cuenta se dá de que lo sacamos a cada rato para que se airee y se sienta en familia (por la culpa, por qué otra cosa si no)
Mi hija la mayor se fue de una amiga porque no la tuvo
Conclusión: estoy de vacaciones gracias a la varicela!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!
martes, 28 de diciembre de 2010
Pan dulce
domingo, 26 de diciembre de 2010
Mediodía de Navidad
Cayeron a la una justo para sentarse a comer y se fueron a las dos y media (41°), con la mesa por levantar. Me parece que a mi hijo el menor le dio varicela ¿todaía existe la varicela?
25.
Gracias a Dios
Me olvidaba: el Niñito Dios me trajo una crema para la celulitis.
La cena
Mi hija ya se tomó media botella del vino azul y no se le nota ningún síntoma raro, menos mal.
Aguien tendrá que llevar a Carlos al geriátrico porque se durmió en la mesa y yo sin pañales en mi cama no lo acuesto, además, de noche, Carlos se levanta y entra a dar vueltas en silencio como una aparición y madre leyó en internet que los paranoicos son peligrosos aunque estén medicados así que se le ha puesto que Carlos puede apuñalar a alguien mientras dormimos, lástima que no invité al padre de mis hijos. Madre dice que son más peligrosos con quienes más quieren y que por eso tiene miedo. Inútilmente el médico intentó explicarle que eso no es posible, madre dice que no si fuera así no estaría escrito en internet, que va a cambiar de médico por uno que esté al tanto de las nuevas "tecnolgías" médicas.
sábado, 25 de diciembre de 2010
24. Antes de cenar
Al tío Carlos ya lo traje del geriátrico y está dando vueltas alrededor de la mesa desde la siete porque en el griátrico comen siete y media y acá ya son las ocho y nadie le da de comer.
Mi hija la mayor se compró un vino color azul sabrá uno cómo llegó a aser azul ese vino, mejor no enterarse.
Mi hijo el menor está jodiendo desde las cinco de la tarde con los petardos y otras explosiones varias que alteraron los nervios de Princesa que rompió el vidrio de la ventana de mi pieza y se cortó así que mi hermano el menor se fue del veterinario para le atiendan la hija peluda esa que tiene, mientras la otra hija, la que sí es mi sobrina, se besuquea con el novio en la puerta delante de todos los vecinos. Espero que termine con los chupones antes de que caiga la abuela Remedios de la misa y espero que Remedios no nos traiga de regalo el cura a comer como el año pasado.
viernes, 24 de diciembre de 2010
24. Después de la misa
24. Seis de la mañana
El año pasado la Cata le zampó un beso en la boca a un tipo que tenía al lado porque por la falta de irrigación se olvida que desde lo de la gripe A, la paz se da con un apretoncito de pano no con un beso, que de paso era en la mejilla no en la boca, lo que pasa es que a la Cata las misas de navidad le traen recuerdos de cuando le irrigaba bien no solo el crebro sino todo lo demás y cansada de esperar que el abuelo se le tirara encima, porque en esa época no se acostumbraba hasta el día del casamiento, aprovechó la confusión de la misa de navidad y le puso un chupón que le levantó la sotana al cura del pueblo que los casó a la semana siguiente.
Escucho las campanas y la voz de la abuela Remedios, las dos llaman a misa, me voy.
jueves, 23 de diciembre de 2010
23
A la abuela la dejamos salir poco porque siempre encuentra un medio pariente y se lo trae a la casa. Es que la bisabuela se casó 3 veces así que la abuela tiene hermanos y medio hermanos que tuvieron muchos hijos que a su vez tuvieron muchos hijos también; somos parientes de media Provincia Invencible.
Como la verdura se marchita de un segundo para el otro recién hoy fui a la verdulería y como se toman todo, recién hoy fui a buscar las bebidas y las escondí en el ropero donde se pegotean desde hace un par de días los turrones, garrapiñadas, maní con chocolate y y se derriten las chispitas, también de chocolate, de los budines (es decir todo el arsenal para mantener masticando y callados a los chicos), porque si los dejo en la alacena mis hijos y mis sobrinos no dejan migaja que llevar a la mesa mañana a la hora del brindis.
Como papá está muerto al lechón lo encargamos en el supermercado y como mamá se nos volvió diabética de repente hay un montón de cosas raras desde comidas hasta dulces especiales para ella que hicimos con mi hermana, guiadas por el google. Las cosas (me niego a llamarlas comidas y postres) tienen pinta rara olor a nada y le han puesto los pelos de punta a madre que pretende que todos comamos eso y lo peor: que yo no le de duro y parejo a mi cervecita negra dulzona. Ni soñar! Mi hermana ya me ha tratado de egoísta dice que ella le hace la pata a madre y no toma la cerveza mejor más para mí, y claro, ella no tama porque ella después se va de joda con el novio mientras yo acuesto a toda a la tropa de antepasados y les alcanzo uno por uno las pastillitas para el colesterol, la diabetes, la presión, la depresión, la ansiedad, y la psicosis paranoica del tío Carlos.
Mi hijo el menor ya trajo una caja llena de cosas que explotan y enloquecen a Princesa que no es una sobrina sino la perra de mi hermano que tiene especial aversión a los fuegos y ruidos esos. La "perrita" mide un metro de alto dos de largo, pesa sesenta kilos y cuando escucha el primer petardo empieza a azotarse contra las paredes y a prenderse con los dientes de las rejas de las ventanas de la casa hasta sangrarse las encías (y ensuciar todo que es en verdad lo que a mí me preocupa), entonces hay que salir a buscar un veterninario de emergencia que siempre le da unas gotas rarísimas que mi hermano aprovecha (de paso) para ponerle dos o tres a mi cuñada en la sidra para que no rompa y se vaya a dormir temprano. A la perra la debe querer más que a la mujer porque a la hora de darle las gotas le agarra la culpa, tiene miedo que le caigan mal así que le da menos de lo que le recomendaron. A la bestia se le ensanchan las pupilas y anda haciendo ochos entre las piernas de todos, como un gato, toda la noche. A veces se hecha y te mira con cara de denme esto todos los días entonces yo agarro el frasco y me lo guardo en la cartera, una nunca sabe, después de todo mi cuñada viene sobreviviendo a las gotas desde hace cinco años y el 25 tiene esa cara de felicidad de la que nos priva empecinadamente (es que es muy tesonera) el resto del año.
La Waldorf me va a salir más cara que hijo de idiota (como decía mi viejo), han puesto las nueces a precio de pepitas de oro, lamentablemente a la hora de la ensalada todavía no están borrachos así que ni pensar en camelearla. La Waldorf!!! !!! me olvidé la crema me voy otra vez al súper, la rep....
miércoles, 22 de diciembre de 2010
22
Escucho que desllavan la puerta; el dragón ha llegado a casa. Otra noche de playa y esos vinos que tienen pinta de cualquier cosa menos de vinos. Por suerte dentro de poco cumple 18 que ahora es la mayoría de edad no como cuando yo tenía 18 (porque será que todo lo bueno ocurre cuando a mí ya no me sirve de nada o cuando yo ya no estoy), decía que por suerte "se mayoriza" y ya no tendré nada que ver: con nada. Otro buen motivo para querer que pasen rápido las fiestas. Pero no siempre fue así hubo un tiempo en que no las odiaba, es más las esperaba y eran más o menos así: comenzaban subiéndonos el veinticuatro (o treinta y uno, se entiende) a la madrugada, al auto. Eso con suerte. La mayoría de las veces, como la suerte es escasa en nuestra familia y ya la hemos acabado antes de llegar a Diciembre, subíamos al auto el veinticuatro (o treinta y uno) a-la-sies-ta. Para los que no tienen le placer de vivir en Santa Fe, bastan un par de datos: temperatura, algo así como cuarenta grados a la sombra y, humedad: setenta por ciento (con suerte) y sol, mucho, mucho y radiante sol santafesino, acuoso y blanco.
En mi familia los lugares en el auto son inamovibles y en orden de importancia, así que los niños (nosotros) ocupábamos el espacio (escaso) que sobraba luego de subir los cajones de cerveza, vino, sidra (champagna no, no supe lo del champagne hasta que tuve edad para tomarlo es que mi cas son todos peronistas), el cordero (o lechón) -es que para papá, sin bichos no era fiesta-. Luego y sin excepción, mi hermana Nina se sentaba al lado de una ventanilla, es que la niña se marea y vomita; vomita incluso si la ponemos del lado de la ventanilla, pero así recibimos menos dentro, en caso de que papá no alcance a detener el auto a tiempo, cosa para lo que se volvió bien canchero, con la práctica. Con una ventanilla eternamente ocupada la primera pelea de las fiestas a brazo partido, es decir a tirones de pelos entre mi hermano y yo, era por la otra ventanilla, disputa que no concluía hasta después de algunos coscorrones por parte de mamá, quedando del lado disputado el que más aguantaba y subía último al auto, cosa para lo que yo nunca no adquirí mucha habilidad.
Después, amontonados dentro del vehículo, quedaban recorrer los casi trescientos kilómetros, para un lado o para el otro, dependiendo de la fecha que se tratara. El viaje, mejor imposible. Quien lo pondría en duda. Sobre todo el de los treinta y uno, sobre la ruta nueve, esquivando pozos, o agarrándolos cuando viene un camión de frente, que es lo que ocurre la mayor parte del tiempo.
Una vez en lo de los tíos: besos gritos y abrazos, con saltos si es veinticuatro, porque en la familia de mamá son todos escandalosos. Si es treinta y uno, la cosa es un poquito más tranquila. No es que en casa de papá sean menos escandalosos, es que cuando se pelean el enojo les dura años. Y no es que en lo de mamá no peleen, es que se olvidan rápido, probablemente para poder volver a empezar, un poco por costumbre, un poco para animar las fiestas. En definitiva, da lo mismo, sólo que es más divertido porque los enojos son siempre por algo distinto. Nunca el mismo del año anterior. Mucho menos el de diez años atrás. Eso hace menos monótonas las conversaciones sobre los demás, los que no están; se entiende.
Durante las fiestas las órdenes que nos impartían a nosotros se reducían a una y era fácil de cumplir. Los chicos no-de-bi-a-mos-a-brir-lahe-la-de-ra. “¿Está CLAROOO?!!!”. “Si mamá”. Por lo demás, vía libre, y, como nadie cumplía lo de la heladera (cosa de la que no se percataban después de tomarse el primer cajón de los que sea) la pasábamos genial. ¡Qué fiestas! El tío Rúbe, pellizcando. Al tío Rúbe le gusta pellizcar y como no lo deben dejar, durante las fiestas pellizcaba a los sobrinos. Eso les daba unas vacaciones a sus hijos. Mis primos: agradecidos. Nosotros y los otros primos, huyendo, o, mejor dicho esquivando; es que el Rúbe aprovechaba cuando uno pasaba por descuido al lado suyo y te zampaba un pellizco en el lomo que te dejaba saltando.
Papá frente al asador, con el bicho resecándose, porque los asa en ocho o nueve horas, no menos, porque: “a-si-se-ha-ce”.
El tío Carlos, vinito tinto en mano prometiendo regalos para año siguiente. Y que nadie le toque su vaso, ni sus cubiertos, ni su plato y cuidado con su servilleta, y que no le vayamos a rozar los pantalones.
“Ves chiquito, hace tres años que tengo este pantalón y no tiene ninguna una mancha ¿Ves? No me vayas a tocar chiquito”. Chiquito éramos todos, mis hermanos, mis primos, o yo, daba igual, dudo que supiera quién era quién. “El tío Carlos el año que viene te va a hacer un regalo. Pero el año que viene, acordáte, no me toqués los pantalones, chiquito”.
Librados de los adultos porque las mujeres se la pasaban en la cocina y los varones en el patio, eso sí, todos cocinando y sobre todo calmando la sed que en el verano acucia arrecia arrebata arremete y parece infinita, nosotros nos aliábamos con distintos fines. Primero: a ver quien le ensuciaba el pantalón al tío Carlos. Segundo: a ver si lográbamos que nos llevaran a tomar helados. Tercero: a ver si la tía aristócrata largaba algunas monedas para regalos. Cuarto: a ver si el tío Néstor nos compraba petardos (a esto siempre lo lográbamos, pero los tiraba él, porque el tío nos ponía como excusa para comprarse petardos sin que la tía Silvia le tire la bronca). Quinto: a ver si lográbamos tomar cerveza. Sexto: a ver si al día siguiente nos llevaban al río.
En aquellas reuniones la abuela era la única que permanecía sobria, pero no por prudente. Es que a ella lo que más le gustaba era arruinarle la fiesta a los otros.”Juicio. Juicio”, solía repetir una y otra vez fresquita y alerta desde la cabecera de la mesa. Por suerte nadie heredó la costumbre de usar navideñamente la palabrita. Aunque no hizo falta, porque la vieja la dejó en el aire y aparece ni bien te querés relajar sirviéndote un vasito de más. “Juicio. Juicio”. Si, abuela, si: juicio.
Después de las doce caían los vecinos, a la casa le entraba a faltar el aire y a los chicos nos mandaban a dormir. Dormíamos todos en la misma habitación, en las cuchetas y en colchones desparramados sobre el piso. Era lo más hermoso de las fiestas. Escuchar a los grandes reír y hablar hasta dormirnos con las luces de la calle prendiendo y apagándose.
Los treinta y uno se le parecían, pero con menos gente tirada durmiendo en cualquier lado, menos ruido, y con el abuelo sentado a la cabecera de la mesa. Lo ponían ahí al pobre y no le quedaba otra que dejarse venerar por unas horas iluminado por el arbolito y teniendo que pedir que le sirvan porque a él lo ponían a la cabecera pero a las botellas las ponían donde se sentaban ellos.
Las fiestas de ahora son mucho más tranquilas y mucho más fáciles de describir. Nos sentamos a la mesa el veinticuatro (o treinta y uno), los cuatro gatos locos que vivimos en la misma ciudad y recordamos durante horas aquellas otras, las viejas, porque si no, las doce no nos llegan nunca, y es una vergüenza que nos vayamos a ver televisión
sábado, 18 de diciembre de 2010
Diciembre
Odio diciembre odio las fiestas odio las salutaciones de fin de año. Por suerte anoche llovió y se puede respirar aire fresco en lugar de pis de gato y caca de perro, que es a lo que venía oliendo el airecito santotomesino en estos días maravillosos del maravilloso veranito que se nos viene encima, literalmete.
Me tocaron las ensaladas, siempre me dan las ensaladas porque como soy la pobre de la familia piensan que así gasto poco. Mi hermana eligió una con espárragos y alcaparras, los delirios de grandeza de la gente toma formas inesperadas para la navidad, toman forma de ensalada. No sé quién carajos va a comerse esa porquería con gusto a nada, y encima voy a tener que aguantar que mi cuñada en un acto supremo y único, único y valedero para todo el año que se viene, un acto de caridad y de bondad navideñas, diga: la preparó Bea coman que está rica, mientras la traga haciendo fuerza para que no se le note que le da arcadas.
Por suerte mis hijos crecieron y zafo de los regalos en el arbolito y hasta del arbolito porque cuando el más chico me vino con el asunto de armar el armatoste lo mandé a armarlo a la casa de la abuela. Para armar el arbolito tengo que sacar algo de la cocina minúscula donde apenas entra mi culo, a no ser que saque la heladera ahí no entra así que en cuanto le dije que sacábamos la tele y lo armábamos ahí solucioné el problema sin entrar en conflictos madre-hijo ni morales cristianos: madre-culpa. Qué bueno que la casa es chica.
Además de odiar los saludos odio las películas navideñas que para colmo empiezan el primero de diciembre y por inercia siguen durante todo el larguísimo enero santotomesino, esa especie de muerte en que entra la chacra mientras la Iglesia recuerda orgullosísima a su primer mártir, lo recuerda con la Iglesia vacía porque están todos en pedo, camino a Mar del plata o a Camboriú, según el tipo de cambio del dólar: La Navidad de Sonia, Sueño de Navidad, Milagro de Navidad, Navidad en Boston, Boston en navidad, El reglo de Navidad
Navidad Navidad, como sea que se llamen en todas hay gente sonriendo y lloriqueado porque algún hijo de puta se vuelve bueno de repente y por un día, porque la película termina justo ahí cuando el hijo de puta se volvió bueno, así que vaya uno a saber en qué andará para año nuevo el supuesto flamante buensamaratino, decía que por un día o mejor dicho unas horas porque el tipo se vuelve bueno bien tarde justo antes que la navidad termine, le convida los restos del pavo a algún pobre diablo (que no es su perro).
Me voy al centro a comprar las alcaparras y los espárragos, en latas, porque en mi barrio eso no se consigue. Ojalá mi ex suegra también haga ensalada de espárragos y alcaparras y se atragante con las bolitas.
Felices fiestas, lo primero es la familia, no hay nada más lindo que la familia "unita", de carne somos, etc.
sábado, 4 de diciembre de 2010
Divorcios
Es que yo me acababa de separar del padre de mis hijos porque mi ex me fajaba de vez en cuando y andaba con los trámites para el divorcio y a la tía Otilia le parecía un horror tener una divorciada en la familia. Es que Otilia pertenece a la familia de mi madre, no a los Cuenca, los Cuenca se divorcian se vuelven a casar se apaloman con gente del otro y del mismo sexo, adoptan con sus mujeres hijos que tuvieron con la vecina y todo lo hacen con alegría, torta y vino tinto. Pero en la familia de mamá no en la familia de mamá somos todos católicos apostólicos romanos como le gusta decir la abuela Bienvenida.
Vos nena no sabés perdonar, perdonar con acá me dijo mi tía tocándose el corazón con el bife de cuadril.
Y no la verdad que no, los Cuenca tenemos fama de memoriosos pero en realidad somos unos rencorosos de la puta madre, sobre todo los judíos porque en la familia tenemos dos que se pasaron al bando anti cristiano por razones incuestionables, es decir de calentura incontrolable. Por suerte se divorciaron y volvieron al rebaño porque la abuela Remedios de los Dolores ya nos tenía cansados con tanto rezo del rosario, misas de sanación del alma -que duran como tres horas- y estaba a punto pedir un exorcismo.
Pero esos son la familia de tu padre y vos sabés cómo son todos en la familia de tu padre, me dijo la tía Otilia cuando le recordé los divorciados que me precedieron en el juzgado de familia para empezar el trámite. Acá me salvó el Migue, marido de toda vida y único hombre para más datos -entiéndase único que se acostó con ella-, que ni bien la vio con el bife de cuadril en la mano le dijo qué hacés con eso cada día más tarada vos. Qué hacés nena, me dijo después. A qué hora comemos, le dijo después a Otilia, no pensarás cocinarme ese bife que estuviste manoseando.
La nena se separó se va a divorciar qué desgracia, dijo Otilia y el Migue sin mirarme me dijo: ya era hora, en el club hay un par de muchachos que por unas cervezas te lo cagan a palos si vos querés
Lo voy a pensar le contesté.
viernes, 8 de octubre de 2010
Amiga non sancta
También usa minifalda con botas y tanga y fuma y...para qué dilatarlo más ella mi amiga la puta sabe de qué se trata, se le nota en la cara que sabe. La Merce exuda sexo, lo exuda por todos lados por la boca por esas nalgas enormes por las tetas que muestra en un 90 %. Si una puede superar la envidia y sobre todo no convertirla en elaborados argumentos morales para abandonar la amistad, tener una miga puta tiene sus ventajas:
1-nunca la van a juzgar a una porque son gente de mente abierta, abierta en serio no de pose
2-cualquier duda una sabe dónde hay respuesta
3-nadie sabe más de hombres, de los genitales de los hombres, se entiende, que es la única parte que a ellos les interesa que a una les interese de ellos.
4-no importa cuán reprimida sea una porque hay un ser a través del cual una se atreve a todo
5-siempre están dispuestas a dar cátedra; a presentarte tipos lindos; a acompañarte a cualquier parte, incluso a una cena familiar a la que acudirán vestidas de señoras y terminarán encantando a toda a la familia; a teñirte el pelo; a cuidarte el pibe con tal de verte salir una vez con un tipo; a comer pizza -una pizza enorme con doble queso y salame-; a mirar películas estúpidas, y sobre a llorar a llorar mucho cuando la ocasión lo amerite.
Podría seguir... baste decir que adoro a la Merce sobre todo cuando cae a casa a las doce, medio en bolas y oliendo a pucho, prepara mate y se sienta y me cuenta y yo me río hasta que se me saltan las lágrimas.
Pintar no es fácil
-Ayudo
-Bueno -qué lindo compartir una actividad con el nene. El nene ya tiene 13 y por el estado en que deja los calzoncillo me parece que es hora de que le explique sobre el asunto, a lo mejor mientras pintamos...
-Vos ehmmm pintá parejito
-No soy tarado
-No ya sé ¿Qué soñás?
-¿Qué?
-Qué soñaste anoche
-Que me comprabas la play 3
-En serio porque yo te quería decir que como ya tenés trece te va a pasar que a la noche lo que pasa es que
-Ya me explicó el Licho
-Bueno
jueves, 7 de octubre de 2010
Día de la madre
Y si, a mamá le encantan las plantas: que se le secan, que se le pudren, que las pone en fondo donde nadie las ve. No, no es que esté cansada de 20 años de plantas, es que ella no tiene manos para las plantas, pero le encantan.
Después de todo, esas cosas (materiales) no tienen importancia, es por eso que nadie le pregunta qué le gustaría recibir, ni se toma el trabajo de tratar de adivinarlo. Es que todos lo sabemos: para cualquier mamá el mejor regalo somos nosotros, sus hijos. ¿Quién lo pondría en duda? Es por eso que le caemos en patota (con el paquetito en la mano), lo hacemos cerca del mediodía, restregándonos todavía las lagañas; lo hacemos por ella, para que vea y sienta que la queremos y tenga SU maravilloso e inolvidable DÍA DE LA MADRE.
Si mamá ya no está en este mundo, no importa, siempre habrá una hermana mayor o una cuñada (la buena), así que el domingo, el tercero del mes de octubre…
—Mamá, ¿qué quiere decir sinateo?
—No sé atendé que golpean. Si es el tío Gerardo decile que mire que pasa que no anda el timbre.
—Mamá el tío está mirando el timbre pero dice que qué hace después de mirarlo ¿qué quiere decir sinateo?
—Hay, no sé bajame el fuego del horno dale que se va a secar la carne.
—¿Quién cumple años?
—Nadie, nene, nadie cumple, es el día de la madre y viene tu tío a comer, y tu tía y tus primos.
—¿Y la tía Marina?
—También, también.
—¡Yo hoy no seco los platos ¡eeh! ¿y qué quiere decir sinateo?
—Hola Bea ya miré un rato el timbre ¿puedo pasar? ¿Qué te pasa a vos?
—¿Qué quiere decir sinateo Tío?
—Menos mal que llegaste Gerardo, andá al súper que me olvidé la coca para tu cuñada que sin coca no come.
—¿Qué quiere decir sinateo tío?
—Me parece que se quema algo Bea
—¡Mamaáaaa. Mamáaa! Tierra llamando a mamá, tierra llamando a mamá, tierra llamando
—¡Qué querés nene!
—¿Que quiere decir sinateo?
—Esa palabra no existe.
—El señor de la radio la dijo.
—El señor de la radio se llama de Diego y no la dijo.
—Si la dijo, ¿el de Diego del noticiero?
—Si. Gerardo andá al súper que cierra.
—El señor de la radio dijo la madre es el único Dios sinateo en la tierra
—En todo caso sería diosa, ¿no te parece sobrino?
—Hereje, lindo ejemplo para la criatura. Traeme la crema y ya que estás empezá a batir
—¿No me mandaste al súper?
—Ahora batí. Nene andá de Pucho que te de una coca después paso y le pago.
— Yo creía que diosas eran la de Tinelli.
—¿Y vos cuándo viste a Tinelli? ¿Te dije que si te pescaba..! Andá a buscar la coca para tu tía.
—No, ¡yo no vi!, me contaron los chicos en la escuela.
—Voy a ir a hablar con la maestra.
—¡No mamá que me van a decir marica!
—Hermana sabés que me gustan, pero no entiendo esta manía tuya de los fideos caseros. ¡Mirá que despelote!
—Yo si. Si mamita estuviera acá y te escuchara. ¿No ves que así es como si estuviera?
—No, no veo ¿dónde?
—Siempre fuiste mal hijo vos, no respetás ni a los muertos ¡pobre mamita!
—¿Y mamá…que quiere decir sinateo?
—¿Trajiste la coca?
—Si ¿Qué quiere decir sinateo?
—¿Qué le regalaste a tu mamá Leo?
—Una planta así de grande, ¿la querés ver? ¡Mostrale al tío mamá, dale, dale!
Los Cuenca
Como ya dije en algún momento con anterioridad, los Cuenca somos como las langostas (muchos y persistentes, persistentes depositadores de Cuencas en el mundo), y también, al igual que las langostas, viajamos en patota cuando la ocasión lo amerita; como para los entierros.
Es que en mi familia, con los entierros hacemos como con los casamientos, vamos todos. Viajamos desde donde sea, aunque sepamos que vamos a llegar para cuando estén sellando el cajón, que, como cualquiera sabe, es el momento más dramático. Lo hacemos así porque no queremos quedarnos fuera en la herencia, es a que a nuestros muertos, les gusta dejarnos a cada quien lo suyo. Así que nos apuramos, ni bien recibimos la noticia, trepamos a los automóviles sin olvidarnos del mate y viajamos… viajamos. Como para el funeral de mi viejo, en el que además hasta viajó él, en una cajita pesada, blanca y fría, sobre el asiento del auto, escuchando putear a mi hermano por la neblina, pelear a mis sobrinos con mis hijos, viendo comerse las uñas a mi hermana, que se la pasó revoleando el permiso de circulación que nos dieron en el cementerio en cada caminera que cruzábamos (aunque nadie nos pedía nada) y lloriquear un poquito a mamá, como corresponde a toda viuda decente.
Como decía, viajamos todos, por lo de la herencia, por no llega tarde a la repartija, no de los campos, porque a los campos los perdió, uno a uno, el bisabuelo Ramón, por negarse a pagar los impuestos, sino del muerto, y es que, mientras todo ocurre, es decir el desfile de amigos, vecinos, sandwichitos y colados, no reímos de todas las que hizo el finado hasta que le tocó que lo pongamos en la caja. Nos reímos tanto que se nos caen las lágrimas, es por eso que parece que lloramos, nos reímos, en parte, porque no somos muy amigos de las lamentaciones y además, porque nos gusta poco llorar, excepto de risa, de risa se nos va la tarde, como quien dice. Pero sobre todo, reímos, porque en nuestra familia, los muertos tienen un compromiso con los vivos: el de repartirse entre los que quedan, y es él, el que aparentemente se fue, el que nos obliga a reír, cuando se nos adentra despacito, para dejarnos alguno de esos gestos que se repiten una y otra vez en mi familia, alguna de esas frases que pasan de tías a sobrinas, esa manía de pasarse las manos por el flequillo (jopo, le decían antes) o de tocarse las bolas a cada rato, que tuvo que venir a heredar mi hijo.
Así, de esa forma, nuestros muertos, se quedan vivitos y coleando en cada uno de los que todavía caminamos, y al cementerio, sólo llevamos la caja sobre la que llora, de risa, también el finado.
miércoles, 6 de octubre de 2010
Cuando pasen las lluvias
martes, 5 de octubre de 2010
La perra de la vecina
...
Sigo rasqueteando sólo que ahora en lugar de pensar que debería poder ganar lo suficiente para pagar un rasqueteador-pintador de ventana, pienso, que al parecer entre las perras existe también ese asunto que no pudo resolver Freud, ése, el que existe entre madres e hijas, que se extiende aparentemente entre los 14 y los 40 años, hablo de los años de la hija, claro si el cuerpo de la madre aguanta, y que pasa por varias etapas a saber: guerra incipiente, guerra declarada y guerra fría -esta es la fase en que la hija finge que la madre le resulta indiferente, es decir que para la madre la cosa ya viene mejorando-; después viene, vuelvo a aclarar, si es que el cuerpo de la madre se la aguanta, la etapa del encuentro, claro que puede ocurrir que ocurra un estancamiento, un atrofiarse, un empantanarse, un detenerse, un quedarse de la hija en la etapa de la guerra declarada o la fría: bien... en ese caso cuando la hija llega a lo 40 la madre debe declararse inocente de culpa y cargo porque a partir de ahí el asunto es problema de la hija no de la madre, problema de estreñimiento emocional con algo de síndrome de Electra y cien gramos de idiotez.
Y seguí pensando y pensando, mientras rasqueteaba, que si ni Freud lo pudo resolver y afecta también a las perras por algo ha de ser, que hay aceptar lo que Dios manda, como dice mi hermano el cura y seguí rasqueteando... ¿Me faltará mucho para descansar en la guerra fría?
domingo, 3 de octubre de 2010
Piojos
Ahí se levantó el dragón, lo sé porque escucho la puerta que se azota contra el marco y queda vibrando, algo así como paf no cualquier paf un paf estrepitoso y metálico y después brrrtraactactac o algo así durante algunos segundos, segundos necesarios para que yo alertada por el paf huya para evitar el encontronazo con el dragón que ya está entrando con el pelo revuelto el rímel corrido cara de me tomé un ferné con coca , yo digo que para mí son más pero ella dice que es uno, claro que también me dijo que no hizo la llamadas al celular que sumaron un sueldo y 42 horas de parla y casualmente el celular era del pibe que suponía era el novio, noviecito, como le gusta decir a mi madre para restarle importancia y junto con la importancia peligro de encamada que la nena ya está en edad y la vieja pavota lo que se dice pavota parece pero no es.
Me pica, si no me picara podría quedarme un rato más en la pieza haciéndome la dormida mientras el dragón arrasa con las milanesas que quedaron del mediodía, pero...me pica así que no me queda otra salgo con la intención de atravesar la cocina, el pasillo, esquivar la metralla y entrar en la cueva del dragón porque como cada primavera, cuando empiezan las clases de natación se llenan de piojos y el peinecito fino empieza a circular por la casa y que los parió que me parece que me pegaron un piojo qué asco! y cómo pica aunque a lo mejor es el champoo que me regaló mi cuñada que ahora que lo pienso está vencido, es la primera vez que veo un champoo con fecha vencida, se lo tienen que haber dado para algún día de la madre o de la maestra y me lo enchufó a mí con el cuento de la alergia a la frutilla que el puto champoo es rojo y huele a frutilla (sin crema qué picardía)
-Hola, ¿noooo? -el dragón habló y no fue para decirme gorda fracasada, qué alivio me parece que me saludó por las dudas contesto.
-Hola.
-¡Ah, bueno! -me parece por el tonito que se viene la maroma así por las dudas le saco su tema predilecto: sacarle mano a las amigas.-¿Qué tal anda la Caro?
-Qué te importa -cierto a mí que me importa. Intentemos con el cole.-¿Cómo va lo de levantar el aplazo en liquidación sueldos?
-Mal cómo querés que vaya si el tipo es loco.
-Es que ese profesor quiere que piensen.
-Claro vos siempre en mi contra -me pica me pica más.
-No, no estoy en tu contra, te explico, porque si lo entendés, no te vas a enojar con él y porque enojarse arruga -¿se me notará el tono de psicóloga de entrecasa?
-Te encanta decir boludeces -sí se me notaba-, siempre lo mismo siempre en mi contra siempre diciendo boludeces, siempre metiéndote con mis amigas, ¿por qué no te comprás una vida? -en eso justamente pensaba pero no me da el sueldo.-¿Vos tenés el peinecito fino en tu habitación?
-Habitación, hacete la fina, te encanta hacerte la fina. No no está en mi ha-bi- ta- ción.
-Por las dudas voy a ver porque acá no está.
-No entrés a mi pieza siempre queriendo revisar mis cosas....-revisar cosas...cosas sucias desordenadas...cosas que eran nuevas la semana pasada y parecen sacadas de la basura ésta ...ni loca ni loca reviso a ver si encuentro un forro o un porro.-¿Ves ves que no me escuchás?
-Te estoy escuchando.
-¡A ver a ver qué dije!
-Que el profesor es machista y que a la Carito la tiene de punto y que te sacaste 10 en el simulacro de la prueba pero seguro 3 en la prueba porque como de costumbre tomó cosas que no sabés de dónde sacó...
-¿Ves que no escuchás? Repetís, pero no escuchás
-Debe ser la cruza con loro.
-No sos graciosa -ahora se ríe, ahora se ríe y me parece ver la pibita que se reía todo el día, que en la primaria quería ser abanderada, que miraba conmigo películas de terror clase B en blanco y negro, que se sabía de memoria "La bella y la bestia" a los 3 años y que todos los días, todos, abría el libro y fingía leerme el cuento.
viernes, 24 de septiembre de 2010
Reunión de padres
...por suerte para cuando pasa el chubasco es decir después del llanto y los argumentos telenovelescos del pibe y los reproches del padre del pibe: "esto pasa porque vos lo malcriás", es decir para el lunes siguiente a la reunión, todo vuelve a la normalidad la tranquilidad reina el pibe ha hecho penitencia y también promesas, así que todo todo excepto la cintura de una vuelve a su sitio, hasta la próxima reunión, claro está.
domingo, 19 de septiembre de 2010
Amigas y caminatas
Para colmo Lili habla habla habla y pretende no solo que entienda sino que además le conteste y no solo que le conteste sino además que le diga algo inteligente y no solo que sea inteligente sino además que le sirva para solucionarle el asunto que siempre es: hombres...
Hombres: la Lili tiene un par de problemas con los hombres pero quién no los tiene sobre todo si una anda a la pesca. El problema de andar a la pesca es que se pesca y con la predación el asunto es que no quedan más que bagres, apretadores y amarillitos llenos de espinas y esta vez el problema de la Lili era un amarillito bien chiquito de esos que es mejor devolver al agua porque ni carne tienen y como no tienen carne se te atragantan en el pescuezo porque siempre alguna espina se escapa de control y es bien difícil sacátelos de ahí; demás está decir que para estos hombres-pescado no vale masticar miga de pan, hay que encontrar una solución más o menos drástica según convenga. Así que le dije a Lili que le siga la corriente y después de una de esas noches de poca carne le dijera que se había enamorado, eso nunca falla, ni siquiera con los espinosos, ni bien les decís que vayan el domingo a tu casa a tomar mate les agarra el amor por la santa madre o se acuerdan de que tienen trabajo atrasado en la oficina y como los celulares son delatores impunes de nada sirve que los llamés hasta gastarte los dedos; nunca más los encontrás en ningún lado. Pero esta vez no fue así, esta vez el espinoso no tenía madre y al trabajo atrasado se los hacía hacer a los empleados y la Lili me quería matar porque el domingo espinoso se le había aparecido en la casa con un pollo para que ella se lo preparara al horno con papas y tomates y morrones, también quién la manda a contarle al tipo que cocina y encima rico, en fin, lo peor de encontrarse un espinoso es que el espinoso esté más necesitado que una, en esos casos no valen los razonamiento tipo: vos te merecés algo mejor ni hacerse la confundida tipo: me parece que me gusta una mujer, ni las escenas de histeria por una boludez a ver si se asustan y rajan porque los tipos se sientan te escuchan y después te consuelan. En esos casos queda recurrir a los extremos: la mudanza o el asesinato, pero me parece que la Lili no lo quiere matar así que seguro se muda. Voy a necesitar otra compañera de caminata, lo que viene a corroborar que a mí, con los tipos, siempre me va mal, aunque sean los tipos de otra.
Domingo, hombres y caminata con amiga y qué caminata con el olor a pescado que sube del Salado y los críos del barrio y de otros barrios que chillan en el parque y los que andan en bicicleta y los que pasean los perros y esas otras mujeres que también caminan o corren corren corren lejos de la casa y el marido y los hijos y las madres, sobre todo las madres; cualquier cosa con tal de pasar un domingo en paz...hasta lustrar los baldosones con la lengua.
lunes, 13 de septiembre de 2010
Familias grandes
Lo bueno de las familias grandes reside en la calidad y diversidad de sus integrantes, ingredientes ambos, indispensables, para que por uno u otro motivo, siempre alguien ande aliado con alguien para estar momentáneamente disgustado con alguien. Esto, que puede durar entre veinticuatro horas y veinticuatro años, da siempre mucho que hablar; es por eso que los diarios se nos amontonan sin abrir sobre los escritorios, en el ropero de la abuela y en el galponcito del fondo, siempre en ese orden de ruta obligada. Es que las noticias, esas con las que se llenan las páginas de los diarios, nunca son tan interesantes como las que recorren, por teléfono o carta, ahora también e-mail, el territorio nacional de mi familia. Es que somos muchos y además amigos de las distancias, distancias físicas, ideológicas y morales, entre otras. Motivo éste, que nos ha llevado a desparramarnos sin el menor pudor por el país, que, dicho sea de paso, consideramos, cómo decirlo sin que suene a patriotismo (mala palabra ésta en los tiempos que corren), nuestra patria.
Además, las aglomeraciones familiares, siempre se prestan para que se enfrenten toda clase de ideologías, ya sean políticas, religiosas, deportivas, morales o éticas (cosa ésta última, que algunos tenemos, otro no, pero lo guardamos como otro de nuestros secretos familiares).
También, con tanta gente, en mi familia, las diferentes generaciones se enredan, ya que el tío de uno puede llegar a tener la misma edad que uno, así como el primo hermano de uno, la misma de nuestro padre. Entonces comenzamos a llamar tío al primo y primo al tío, creando la primera serie de confusiones para los recién llegados, paridos o entenados, que crecen sin entender demasiado los lazos familiares y hasta sin enterarse de los nombres con que nos hemos ido registrando en este mundo, ya que, salvo alguna que otra excepción (entre las que no me encuentro) todos tienen un apodo, por lo general bastante ridículo, que los acompaña hasta en la lápida.
Lo malo de las familias grandes, es que hay muchos por los que andar sufriendo. Si no se le murió alguien a alguien, se le enfermó alguno a otro, un novio se fue, una repitió el año, alguien no puede embarazarse o, lo que es visto como peor, se embarazó la que no debía; como con
Pochita, mi prima, vivía en la ciudad de Córdoba, donde estudiaba medicina, en tanto su madre, mi tía Mariquita, pregonaba por el pueblo, mientras fumaba cigarrillos que armaba en la casa, porque tener a
Con lo que no contaron mis tíos, es que una de esas hazañas llevaría el apodo de Tatu. Ellos decidieron, no por el que dirán, sino para el bien de mi prima, adoptar a la pequeña y que Pochita continuara con sus hazañas en la ciudad, a las que un año mas tarde apodaron Corchito.
Tatu vive tranquila con sus abuelos que piensa que son sus padres y llamando hermana a su madre, mientras nosotras, las otras primas, nos preguntamos si sabrá y se hará la tonta, o si es tonta nomás.
jueves, 9 de septiembre de 2010
Engordar
martes, 7 de septiembre de 2010
Jabones en polvo y canciones...???
domingo, 5 de septiembre de 2010
Sobrevivir...
viernes, 3 de septiembre de 2010
Temprano
-¿Para qué? ¡¿Para qué?!, es 3, no cobré y ya tienen para la merienda
-¿Y la inflación? ¿No sabés que hay inflación?
Mi familia
Habiendo nacido y llegado a una familia lo que sigue lógicamente es hacer las presentaciones:
Como en todas las familias, en la mía, hay un tío Pepe, un Carlos, un Néstor, una tía Negrita, un solterón, una sedienta de un antepasado ilustre, una que se arruinó la vida al lado del tipo equivocado (además de mí), una prima preferida, una lesbiana, un primo gay, la ligera de cascos (envidiada por la frígida, además de mí), un par de adoptados, algunos colados, un milico, un moralista, un soñador, un sordo y, mi viejo(a mamá no la nombro porque se sobreentiende que está oculta -aplastada- detrás de papá). Para ser exactos, aunque no rigurosamente (es que somos promiscuos y además descuidados), diecinueve tíos, los cuatro abuelos, dos bisabuelos y cuarenta y dos primos hermanos
jueves, 2 de septiembre de 2010
Cinco y media
Cinco de la tarde
Tengo una hora para mí, todo una hora ¿Qué hago?, duermo; no, no, mejor me baño y me hago un baño de crema, y me depilo, que si me muero ahora que si se viene el fin del mundo y me muero ahora y me encuentran van a pensar que dieron con el eslabón perdido.
Ya sé mejor me siento a mirar cómo sufren los que están en la tele de la tarde y aprovecho el tiempo comiendo o haciendo gimnasia; no gimnasia no, mejor unos mates sin bizcochos gimnasia no a ver si me desgarro algo. Si Dios hubiese querido que hiciéramos gimnasia nos habría hecho de goma eva o elástico.