Divorciada, madre y para completar: ¡hija, hermana y cuñada!


Desconcertada, con el tiempo del mundo en sus manos... y nadie a quien contarle.




jueves, 7 de octubre de 2010

Día de la madre

El día de las madres comienza del día anterior que siempre es sábado. Uno se da cuenta porque puede verlas en el supermercado cargando el carrito como si la familia estuviese a punto de mudarse por una semana a un refugio anti-bombas o huracanes. Eso por la mañana. Por tarde comienzan los preparativos en el hogar dulce hogar. Entretanto, -digo entretanto la madre comienza a disfrutar por anticipado de SU DÍA batiendo la torta, mientras piensa en la entrada y el plato principal, sin olvidarse del postre-, los hijos envuelven (a escondidas) ese regalito que saben (con absoluta certeza) que ella espera con ansia y alegría; ansia y alegría que se verán reflejadas en su rostro cuando abra el paquete y encuentre… no, una alhajita no. No, tampoco un par de zapatos (menos de los buenos). No, no, tampoco. Encuentre… al abrir el paquete… ¡eso!, eso que a todas las madres les encanta, ¡eso! ¡si!; a las madres no hay nada que les guste más que ser madres, así que ahora sí acertaron, ¡una plancha!, una maravillosa plancha de esas que parecen una nave espacial, llenas de lucecitas; una plancha o una olla pero no cualquier olla; esa olla de última generación, de teflón, antiadherente, esa que no se pega y cocina y también se limpia sola, sola. Para los respetan las tradiciones esas cosas raras no van, para ellos, primero la tradición, así que la mamá de los estos clásicos, al abrir el paquete encontrará…la infaltable plantita.
Y si, a mamá le encantan las plantas: que se le secan, que se le pudren, que las pone en fondo donde nadie las ve. No, no es que esté cansada de 20 años de plantas, es que ella no tiene manos para las plantas, pero le encantan.
Después de todo, esas cosas (materiales) no tienen importancia, es por eso que nadie le pregunta qué le gustaría recibir, ni se toma el trabajo de tratar de adivinarlo. Es que todos lo sabemos: para cualquier mamá el mejor regalo somos nosotros, sus hijos. ¿Quién lo pondría en duda? Es por eso que le caemos en patota (con el paquetito en la mano), lo hacemos cerca del mediodía, restregándonos todavía las lagañas; lo hacemos por ella, para que vea y sienta que la queremos y tenga SU maravilloso e inolvidable DÍA DE LA MADRE.
Si mamá ya no está en este mundo, no importa, siempre habrá una hermana mayor o una cuñada (la buena), así que el domingo, el tercero del mes de octubre…
—Mamá, ¿qué quiere decir sinateo?
—No sé atendé que golpean. Si es el tío Gerardo decile que mire que pasa que no anda el timbre.
—Mamá el tío está mirando el timbre pero dice que qué hace después de mirarlo ¿qué quiere decir sinateo?
—Hay, no sé bajame el fuego del horno dale que se va a secar la carne.
—¿Quién cumple años?
—Nadie, nene, nadie cumple, es el día de la madre y viene tu tío a comer, y tu tía y tus primos.
—¿Y la tía Marina?
—También, también.
—¡Yo hoy no seco los platos ¡eeh! ¿y qué quiere decir sinateo?
—Hola Bea ya miré un rato el timbre ¿puedo pasar? ¿Qué te pasa a vos?
—¿Qué quiere decir sinateo Tío?
—Menos mal que llegaste Gerardo, andá al súper que me olvidé la coca para tu cuñada que sin coca no come.
—¿Qué quiere decir sinateo tío?
—Me parece que se quema algo Bea
—¡Mamaáaaa. Mamáaa! Tierra llamando a mamá, tierra llamando a mamá, tierra llamando
—¡Qué querés nene!
—¿Que quiere decir sinateo?
—Esa palabra no existe.
—El señor de la radio la dijo.
—El señor de la radio se llama de Diego y no la dijo.
—Si la dijo, ¿el de Diego del noticiero?
—Si. Gerardo andá al súper que cierra.
—El señor de la radio dijo la madre es el único Dios sinateo en la tierra
—En todo caso sería diosa, ¿no te parece sobrino?
—Hereje, lindo ejemplo para la criatura. Traeme la crema y ya que estás empezá a batir
—¿No me mandaste al súper?
—Ahora batí. Nene andá de Pucho que te de una coca después paso y le pago.
— Yo creía que diosas eran la de Tinelli.
—¿Y vos cuándo viste a Tinelli? ¿Te dije que si te pescaba..! Andá a buscar la coca para tu tía.
—No, ¡yo no vi!, me contaron los chicos en la escuela.
—Voy a ir a hablar con la maestra.
—¡No mamá que me van a decir marica!
—Hermana sabés que me gustan, pero no entiendo esta manía tuya de los fideos caseros. ¡Mirá que despelote!
—Yo si. Si mamita estuviera acá y te escuchara. ¿No ves que así es como si estuviera?
—No, no veo ¿dónde?
—Siempre fuiste mal hijo vos, no respetás ni a los muertos ¡pobre mamita!
—¿Y mamá…que quiere decir sinateo?
—¿Trajiste la coca?
—Si ¿Qué quiere decir sinateo?
—¿Qué le regalaste a tu mamá Leo?
—Una planta así de grande, ¿la querés ver? ¡Mostrale al tío mamá, dale, dale!

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