Divorciada, madre y para completar: ¡hija, hermana y cuñada!


Desconcertada, con el tiempo del mundo en sus manos... y nadie a quien contarle.




domingo, 29 de septiembre de 2013

¿Dónde estuve?

Todo este tiempo ¿dónde estuve?, en la gloria, revolcándome -literalmente- en la gloria. Ajena, sorda, ciega...en la gloria. Entretanto Remedios se fue a la tumba esa que se compró después de enviudar y que lustraba todos los domingos -porque hasta placa tenía, una igualita a la del finado-, y lo hacía lo de lustrarla, digo, con el mismo trapo con el que había encerado la de su marido, para aprovechar toda la cera, según decía.
Y yo, ni una lágrima, es que estaba en la gloria, digo estaba porque ya no lo estoy más.
Ahora resulta que de golpe y porrazo estoy en el en el purgatorio. Después de tantas y tatas vueltas en la cama, otra vez sola.

viernes, 12 de octubre de 2012

Me tocó

Me  tocó, el beso de la telenovela me tocó. Después de un par de semanas de miraditas y halagos exagerados sobre mi pobrecita poesía, definitivamente la poesía no es mi fuerte.
Por suerte no me había olvidado, digo, de  cómo se besa, lo cual es realmente un milagro. Tardé un par de segundos en reaccionar es que literalmente, el morocho me devoró la boca. Salíamos del taller y me dijo, no tengo el auto me alcanzás; yo puteando por lo bajo le dije que sí, puteaba porque siempre llevo a Sarita a su casa y no podía dejar de pensar cómo sacármela de encima. No pude así que al final los llevé a los dos, por suerte él vive más lejos del taller que ella.
Sarita habló todo el camino haciéndole ojitos al morocho mientras yo miraba los tarados que se me cruzaban en frente,sin parar de preguntarme si el morocho me veía como remisera o como mina, u objeto de deseo, que viene a ser lo mismo, según Freud.
Así que en esas cavilaciones estaba cuando apagué el motor del auto frente a su casa porque me dijo esperá que quiero que te lleves algo para leer, el "algo" nunca lo fue a buscar, pero me tocó, cuando se bajó, antes de bajarse en verdad, el morocho se me acercó como quien no quiere la cosa para el besito de rigor en la mejilla y en lugar del inocente beso me puso en la boca uno de telenovela. Uno como los de Echarri o Estevanez, por no recordar los de Grimau con la Alberó (dato besísitico novelero para las que pasan los cuarenta); esos besos que te cubren media cara y no te sueltan así nomás.
Ahora tengo el problema de encontrar ropa interior que no lo espante el día del gran encuentro; sí, habrá gran encuentro, estoy segura, no puede no haberlo después de tamaño ósculo, con perdón de la palabra. El problema con la ropa interior -cosa que no me ha preocupado en los últimos cinco años- es que las bombachas lindas no son para rellenitas y las que son para rellenitas le bajan la "autoestima" a cualquier galán por más deseoso o nececitado que esté. En fin, ya estoy marcando las lencerías para hacer una recorrida en cuanto abran.

Volver

con la frente marchita pero no a la casa de la vieja sino a la adolescencia, resulta que el morocho me tine pegada al e-mail y al facebook a ver si me escribe o  comenta algo. Además tengo sueños de esos, sí de esos de los que hacen que te despertés con el corazón en la boca justo antes de el gran final.
No hago más que suspirar (y aguantarme las ganas de comer);  contar las horas hasta tenerlo en frente (y aguantarme las ganas bárbaras de comer la torta que acabo de sacar del horno); imaginármelo prolijito y perfumado y sonriéndome (y aguantarme las ganas de comer el bizcochuelo que ahora está relleno de dulce de leche);  ahora que lo pienso en la adolecencia ya me hubiera comido la torta porque por aquellos años no engordaba.

domingo, 7 de octubre de 2012

Domingueando



Pensamientos
Llueve, es domingo y llueve, los chicos duermen y almorzarán con el padre. Cata y Remedios se fueron del brazo a misa de once y de ahí nomás se van para lo del Lucho a comer pasta.
Está bastante gris acá adentro, me pregunto qué hará el morocho ¿y si lo llamo?, le puedo hablar del juego de escritura de esta semana o de la lluvia o de que, cuando pienso en él, me siento joven y me veo vieja.


Sacudones
Ah! no yo no me paso el domingo con la sonrisa del morocho entre ceja y ceja y muerta de hambre (bueno muerta de hambre sí, porque a la barriga la bajo o la bajo) Voy a disfrutar, sí señor, dis-fru-tar, disfrutaar!!!!. La pregunta es cómo.


Sin luz
Cortaron la luz menos mal que anoche cargué la batería de la portátil.
Qué tarada si no hay luz no hay Internet.
Llueeve, detrás de looss critaaales llueve y llueeevee!!!, no me acuerdo más Serrat qué será de la vida de Serrat?, de la vejiga, la suya, digo por el cáncer.
A quién puedo llamar?
El mate está asqueroso.
La llamé a la Lili y estaba en el baño. Me atendió el cavernícola bisilábico del hijo.
—Ah! soso vos Beatriz qué querés
—Hablar con tu madre —(qué voy a querer tarado)
—Llamala más tarde que está en el baño.
—¿Anda bien la escuela?
—Umm-jum
—¿Te llevás bien con su compañeros?
—Umm-jum
—¿Aprobás todo?
—Umm-jum
—Y con tu viejo ¿arreglaste lo de las vacaciones?
—Umm-jum
—¿Querés que corte?
—Umm-jum
—Andá al carajo.
—Umm-jum




sábado, 6 de octubre de 2012

Insomnio

No pude dormir, primero, por culpa de los besos de la novela de las once de la noche, no hay derecho ché, exitar así la imaginación de amas  -desesperadas- de casa y a esas horas; después porque tenía hambre, es que cuando no encontré la dieta de la nutricionista decidí que me hacía la mía propia y ahora como cada tres horas -si llego- en general cada dos, como poquito así que me quedo con un hambre rabiosa; tercero porque Alejandro se me venía a la cabeza y a la entrepierna cada vez que cerraba los ojos; cuarto: porque la Cata anduvo otra vez sonámbula y meó en el pasillo. Quinto, porque se hicieron las seis y la abuela Remedios me pidió que la acompañara a la misa porque ahora se han avivado y esperan a las viejas de la misa de las siete, ocultos en la placita y les roban la limosna antes de que llegue a destino ¿estarán evitando el intermediario? 

viernes, 5 de octubre de 2012

Miradas

Me mira no me mira, me mira no me mira, me mira ni me mira.
Qué que qué escribí, nada,  voy al taller a ver al morocho. El morocho se llama Alejandro y...es siete años menor que yo. No me mira; yo lo miro.
Qué que qué leí, nada, de noche abro un libro y pienso en el morocho y está bien, lo confieso, ya practiqué con la almohada cómo lo voy a besar después de bajar diez -o por lo menos cinco- kilos y teñirme de rubia. ¿Dónde dejé esa dieta infame que me preparó la nutricionista?

Cambio de viento

Justo cuando me entraba a pesar uno de mis principios rectores: "hombre casado hombre sagrado", vengo a descubrir que no era la mujer, la lindaflacajoven era la hermana. El cuatro ahora es el macho, justo el macho se me viene a ocurrir para la comparación y para colmo hoy el muchachito de la novela de la tarde, besó a la muchachita...y un rato laargo.
Ahora que recuerdo mi frustrado matrimonio me parece que los hombres solo besan laaargo en las novelas ¿será por eso que las mujeres buscan amantes?  Nada como un buen beso ¿les faltará mucho para aprender eso?