Divorciada, madre y para completar: ¡hija, hermana y cuñada!


Desconcertada, con el tiempo del mundo en sus manos... y nadie a quien contarle.




viernes, 12 de octubre de 2012

Me tocó

Me  tocó, el beso de la telenovela me tocó. Después de un par de semanas de miraditas y halagos exagerados sobre mi pobrecita poesía, definitivamente la poesía no es mi fuerte.
Por suerte no me había olvidado, digo, de  cómo se besa, lo cual es realmente un milagro. Tardé un par de segundos en reaccionar es que literalmente, el morocho me devoró la boca. Salíamos del taller y me dijo, no tengo el auto me alcanzás; yo puteando por lo bajo le dije que sí, puteaba porque siempre llevo a Sarita a su casa y no podía dejar de pensar cómo sacármela de encima. No pude así que al final los llevé a los dos, por suerte él vive más lejos del taller que ella.
Sarita habló todo el camino haciéndole ojitos al morocho mientras yo miraba los tarados que se me cruzaban en frente,sin parar de preguntarme si el morocho me veía como remisera o como mina, u objeto de deseo, que viene a ser lo mismo, según Freud.
Así que en esas cavilaciones estaba cuando apagué el motor del auto frente a su casa porque me dijo esperá que quiero que te lleves algo para leer, el "algo" nunca lo fue a buscar, pero me tocó, cuando se bajó, antes de bajarse en verdad, el morocho se me acercó como quien no quiere la cosa para el besito de rigor en la mejilla y en lugar del inocente beso me puso en la boca uno de telenovela. Uno como los de Echarri o Estevanez, por no recordar los de Grimau con la Alberó (dato besísitico novelero para las que pasan los cuarenta); esos besos que te cubren media cara y no te sueltan así nomás.
Ahora tengo el problema de encontrar ropa interior que no lo espante el día del gran encuentro; sí, habrá gran encuentro, estoy segura, no puede no haberlo después de tamaño ósculo, con perdón de la palabra. El problema con la ropa interior -cosa que no me ha preocupado en los últimos cinco años- es que las bombachas lindas no son para rellenitas y las que son para rellenitas le bajan la "autoestima" a cualquier galán por más deseoso o nececitado que esté. En fin, ya estoy marcando las lencerías para hacer una recorrida en cuanto abran.

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