El cirujano plástico resulto ser un octogenario de los más agradable, amigo de las nuevas tendencias (células madre y facebook) y resultó que también escribe. Me arrancó 8 tumorcitos diminutos del cuello, excavó para sacar tres de la espalda y después me dijo, mientras los ponía en un frasquito para anlizarlos: acá va la colección primavera verano.
Resultó que el doctor había publicado una novela y antes de que me fuera la sacó de la valijita esa en la que lleva los elementos de tortura -y belleza, porque viene a ser los mismo-, la puso sobre el escritorio como quien no quiere la cosa y me la terminó vendiendo.
El dermatólo ya me había advertido: todo te entra por tu obra social pero el cirujano seguro de alguna forma algún mango te va a sacar. No me sacó; Yo Quise.
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