viernes, 24 de septiembre de 2010
Reunión de padres
...por suerte para cuando pasa el chubasco es decir después del llanto y los argumentos telenovelescos del pibe y los reproches del padre del pibe: "esto pasa porque vos lo malcriás", es decir para el lunes siguiente a la reunión, todo vuelve a la normalidad la tranquilidad reina el pibe ha hecho penitencia y también promesas, así que todo todo excepto la cintura de una vuelve a su sitio, hasta la próxima reunión, claro está.
domingo, 19 de septiembre de 2010
Amigas y caminatas
Para colmo Lili habla habla habla y pretende no solo que entienda sino que además le conteste y no solo que le conteste sino además que le diga algo inteligente y no solo que sea inteligente sino además que le sirva para solucionarle el asunto que siempre es: hombres...
Hombres: la Lili tiene un par de problemas con los hombres pero quién no los tiene sobre todo si una anda a la pesca. El problema de andar a la pesca es que se pesca y con la predación el asunto es que no quedan más que bagres, apretadores y amarillitos llenos de espinas y esta vez el problema de la Lili era un amarillito bien chiquito de esos que es mejor devolver al agua porque ni carne tienen y como no tienen carne se te atragantan en el pescuezo porque siempre alguna espina se escapa de control y es bien difícil sacátelos de ahí; demás está decir que para estos hombres-pescado no vale masticar miga de pan, hay que encontrar una solución más o menos drástica según convenga. Así que le dije a Lili que le siga la corriente y después de una de esas noches de poca carne le dijera que se había enamorado, eso nunca falla, ni siquiera con los espinosos, ni bien les decís que vayan el domingo a tu casa a tomar mate les agarra el amor por la santa madre o se acuerdan de que tienen trabajo atrasado en la oficina y como los celulares son delatores impunes de nada sirve que los llamés hasta gastarte los dedos; nunca más los encontrás en ningún lado. Pero esta vez no fue así, esta vez el espinoso no tenía madre y al trabajo atrasado se los hacía hacer a los empleados y la Lili me quería matar porque el domingo espinoso se le había aparecido en la casa con un pollo para que ella se lo preparara al horno con papas y tomates y morrones, también quién la manda a contarle al tipo que cocina y encima rico, en fin, lo peor de encontrarse un espinoso es que el espinoso esté más necesitado que una, en esos casos no valen los razonamiento tipo: vos te merecés algo mejor ni hacerse la confundida tipo: me parece que me gusta una mujer, ni las escenas de histeria por una boludez a ver si se asustan y rajan porque los tipos se sientan te escuchan y después te consuelan. En esos casos queda recurrir a los extremos: la mudanza o el asesinato, pero me parece que la Lili no lo quiere matar así que seguro se muda. Voy a necesitar otra compañera de caminata, lo que viene a corroborar que a mí, con los tipos, siempre me va mal, aunque sean los tipos de otra.
Domingo, hombres y caminata con amiga y qué caminata con el olor a pescado que sube del Salado y los críos del barrio y de otros barrios que chillan en el parque y los que andan en bicicleta y los que pasean los perros y esas otras mujeres que también caminan o corren corren corren lejos de la casa y el marido y los hijos y las madres, sobre todo las madres; cualquier cosa con tal de pasar un domingo en paz...hasta lustrar los baldosones con la lengua.
lunes, 13 de septiembre de 2010
Familias grandes
Lo bueno de las familias grandes reside en la calidad y diversidad de sus integrantes, ingredientes ambos, indispensables, para que por uno u otro motivo, siempre alguien ande aliado con alguien para estar momentáneamente disgustado con alguien. Esto, que puede durar entre veinticuatro horas y veinticuatro años, da siempre mucho que hablar; es por eso que los diarios se nos amontonan sin abrir sobre los escritorios, en el ropero de la abuela y en el galponcito del fondo, siempre en ese orden de ruta obligada. Es que las noticias, esas con las que se llenan las páginas de los diarios, nunca son tan interesantes como las que recorren, por teléfono o carta, ahora también e-mail, el territorio nacional de mi familia. Es que somos muchos y además amigos de las distancias, distancias físicas, ideológicas y morales, entre otras. Motivo éste, que nos ha llevado a desparramarnos sin el menor pudor por el país, que, dicho sea de paso, consideramos, cómo decirlo sin que suene a patriotismo (mala palabra ésta en los tiempos que corren), nuestra patria.
Además, las aglomeraciones familiares, siempre se prestan para que se enfrenten toda clase de ideologías, ya sean políticas, religiosas, deportivas, morales o éticas (cosa ésta última, que algunos tenemos, otro no, pero lo guardamos como otro de nuestros secretos familiares).
También, con tanta gente, en mi familia, las diferentes generaciones se enredan, ya que el tío de uno puede llegar a tener la misma edad que uno, así como el primo hermano de uno, la misma de nuestro padre. Entonces comenzamos a llamar tío al primo y primo al tío, creando la primera serie de confusiones para los recién llegados, paridos o entenados, que crecen sin entender demasiado los lazos familiares y hasta sin enterarse de los nombres con que nos hemos ido registrando en este mundo, ya que, salvo alguna que otra excepción (entre las que no me encuentro) todos tienen un apodo, por lo general bastante ridículo, que los acompaña hasta en la lápida.
Lo malo de las familias grandes, es que hay muchos por los que andar sufriendo. Si no se le murió alguien a alguien, se le enfermó alguno a otro, un novio se fue, una repitió el año, alguien no puede embarazarse o, lo que es visto como peor, se embarazó la que no debía; como con
Pochita, mi prima, vivía en la ciudad de Córdoba, donde estudiaba medicina, en tanto su madre, mi tía Mariquita, pregonaba por el pueblo, mientras fumaba cigarrillos que armaba en la casa, porque tener a
Con lo que no contaron mis tíos, es que una de esas hazañas llevaría el apodo de Tatu. Ellos decidieron, no por el que dirán, sino para el bien de mi prima, adoptar a la pequeña y que Pochita continuara con sus hazañas en la ciudad, a las que un año mas tarde apodaron Corchito.
Tatu vive tranquila con sus abuelos que piensa que son sus padres y llamando hermana a su madre, mientras nosotras, las otras primas, nos preguntamos si sabrá y se hará la tonta, o si es tonta nomás.
jueves, 9 de septiembre de 2010
Engordar
martes, 7 de septiembre de 2010
Jabones en polvo y canciones...???
domingo, 5 de septiembre de 2010
Sobrevivir...
viernes, 3 de septiembre de 2010
Temprano
-¿Para qué? ¡¿Para qué?!, es 3, no cobré y ya tienen para la merienda
-¿Y la inflación? ¿No sabés que hay inflación?
Mi familia
Habiendo nacido y llegado a una familia lo que sigue lógicamente es hacer las presentaciones:
Como en todas las familias, en la mía, hay un tío Pepe, un Carlos, un Néstor, una tía Negrita, un solterón, una sedienta de un antepasado ilustre, una que se arruinó la vida al lado del tipo equivocado (además de mí), una prima preferida, una lesbiana, un primo gay, la ligera de cascos (envidiada por la frígida, además de mí), un par de adoptados, algunos colados, un milico, un moralista, un soñador, un sordo y, mi viejo(a mamá no la nombro porque se sobreentiende que está oculta -aplastada- detrás de papá). Para ser exactos, aunque no rigurosamente (es que somos promiscuos y además descuidados), diecinueve tíos, los cuatro abuelos, dos bisabuelos y cuarenta y dos primos hermanos
jueves, 2 de septiembre de 2010
Cinco y media
Cinco de la tarde
Tengo una hora para mí, todo una hora ¿Qué hago?, duermo; no, no, mejor me baño y me hago un baño de crema, y me depilo, que si me muero ahora que si se viene el fin del mundo y me muero ahora y me encuentran van a pensar que dieron con el eslabón perdido.
Ya sé mejor me siento a mirar cómo sufren los que están en la tele de la tarde y aprovecho el tiempo comiendo o haciendo gimnasia; no gimnasia no, mejor unos mates sin bizcochos gimnasia no a ver si me desgarro algo. Si Dios hubiese querido que hiciéramos gimnasia nos habría hecho de goma eva o elástico.