Divorciada, madre y para completar: ¡hija, hermana y cuñada!


Desconcertada, con el tiempo del mundo en sus manos... y nadie a quien contarle.




jueves, 23 de diciembre de 2010

23

23; 32 grados a las nueve de la mañana: capicúa. La abuela salió a jugar un billete de lotería para el gordo con el numerito. Espero que no se derrita en la calle, le dije que cuidado con el golpe de calor y me dijo que me fuera a cagar es que  le irriga poco el cerebro y eso más el calor la pone puteadora, después me dijo se llevaba una coca light, entones le dije que ojo con caer con un pariente nuevo y me sacó la lengua.
A la abuela la dejamos salir poco porque siempre encuentra un medio pariente y se lo trae a la casa. Es que la bisabuela se casó 3 veces así que la abuela tiene hermanos y medio hermanos que tuvieron muchos hijos que a su vez tuvieron muchos hijos también; somos parientes de media Provincia Invencible.
Como la verdura se marchita de un segundo para el otro recién hoy fui a la verdulería y como se toman todo, recién hoy fui a buscar las bebidas y las escondí en el ropero donde se pegotean desde hace un par de días los turrones, garrapiñadas, maní con chocolate y y se derriten las chispitas, también de chocolate, de los budines (es decir todo el arsenal para mantener masticando y callados a los chicos), porque si los dejo en la alacena mis hijos y mis sobrinos no dejan migaja que llevar a la mesa mañana a la hora del brindis.
Como papá está muerto al lechón lo encargamos en el supermercado y como mamá se nos volvió diabética de repente hay un montón de cosas raras desde comidas hasta dulces especiales para ella que hicimos con mi hermana, guiadas por el google. Las cosas (me niego a llamarlas comidas y postres) tienen pinta rara olor a nada y le han puesto los pelos de punta a madre que pretende que todos comamos eso y lo peor: que yo no le de duro y parejo a mi cervecita negra dulzona. Ni soñar! Mi hermana ya me ha tratado de egoísta dice que ella le hace la pata a madre y no toma la cerveza mejor más para mí, y claro, ella no tama porque ella después se va de joda con el novio mientras yo acuesto a toda a la tropa de antepasados y les alcanzo uno por uno las pastillitas para el colesterol, la diabetes, la presión, la depresión, la ansiedad, y la psicosis paranoica del tío Carlos.
Mi hijo el menor ya trajo una caja llena de cosas que explotan y enloquecen a Princesa que no es una sobrina sino la perra de mi hermano que tiene especial aversión a los fuegos y ruidos esos. La "perrita" mide un metro de alto dos de largo, pesa sesenta kilos y cuando escucha el primer petardo empieza a azotarse contra las paredes y a prenderse con los dientes de las rejas de las ventanas de la casa hasta sangrarse las encías (y ensuciar todo que es en verdad lo que a mí me preocupa), entonces hay que salir a buscar un veterninario de emergencia que siempre le da unas gotas rarísimas que mi hermano aprovecha (de paso) para ponerle dos o tres a mi cuñada en la sidra para que no rompa y se vaya a dormir temprano. A la perra la debe querer más que a la mujer porque a la hora de darle las gotas le agarra la culpa, tiene miedo que le caigan mal así  que le da menos de lo que le recomendaron. A la bestia se le ensanchan las pupilas y anda haciendo ochos entre las piernas de todos, como un gato, toda la noche. A veces se hecha y te mira con cara de denme esto todos los días entonces yo agarro el frasco y me lo guardo en la cartera, una nunca sabe, después de todo mi cuñada viene sobreviviendo a las gotas desde hace cinco años y el 25 tiene esa cara de felicidad de la que nos priva empecinadamente (es que es muy tesonera) el resto del año.
La Waldorf me va a salir más cara que hijo de idiota (como decía mi viejo), han puesto las nueces a precio de pepitas de oro, lamentablemente a la hora de la ensalada todavía no están borrachos así que ni pensar en camelearla. La Waldorf!!! !!! me olvidé la crema me voy otra vez al súper, la rep....

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