Divorciada, madre y para completar: ¡hija, hermana y cuñada!


Desconcertada, con el tiempo del mundo en sus manos... y nadie a quien contarle.




viernes, 31 de diciembre de 2010

31. Seis de la tarde más o menos

Mi hijo el menor se fue a pasar fin de año con el padre; hace diez años que nos separamos y todavía no me habla así que le hizo sonar el celular desde el auto. Al final tiene que haber sido unas picaduras o alergia o mugre porque el médico dijo que las ampollitas varicela no eran.
Mi hija la mayor vino pero no a saludar ni a quedarde poque había pasado el peligro, vino a pedir plata y se fue a comprar entradas para el boliche.
Menos mal que me quedé sola porque tengo la depresión del 31 a la tarde y mejor llorar sola que mal acompañada.
El auto enormísimo -de mi ex- arrancó, lo acabo de escuchar, es nuevo, nuevísimo y enorme, enormísimo ¿Será por eso de pito chico auto grande que me parece que decía Freud? Ahora que lo pienso me parece que la calle está llena de autos grandes, grandísimos, me voy a sentar con el mate a la vereda. Mientras escucho a mi vecina la viuda contarme otra vez lo bueno que era el finadito, hago una testeo sobre la cantidad de pitos chicos que tiene la Provincia Invencible.

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